La Improvisación Teatral significa una ausencia de enjuiciamiento personal, es también saber escuchar y poner el foco fuera de mí, para relativizar nuestra responsabilidad personal, confiando en que el papel de los demás es tanto o más importante como el mío.
¿Qué es la Improvisación Teatral?
Con esta afirmación, cuesta creer que la Improvisación Teatral se haya convertido en una disciplina que aplica una metodología y herramientas propias.
Parece que el solo hecho de trabajar desde la nada, implicaría una desnaturalización de cualquier tipo de enseñanza artística. Y precisamente, se observa que es justo lo contrario a esto.
El pionero Keith Johnstone (educador, dramaturgo, actor y director de teatro) afirma que: “Trabajamos exclusivamente con lo que traemos”. “El acto de imaginar debería ser algo que no requiera ningún tipo de esfuerzo, tal como puede ser percibir.” Afirmaciones que definen su trabajo.
Cuando hace unos años comencé a practicar esta maravillosa disciplina, lo primero que pude apreciar es la naturalidad con la que recuperamos la esencia del juego, algo que dejamos atrás, en la infancia, con demasiada normalidad.
¿Aprender a manejar el error o prevenirlo?
A medida que nos hacemos adultos vamos perdiendo nuestra capacidad para relacionarnos con los demás desde una perspectiva lúdica.
Y mucho tienen que ver los prejuicios sociales a los que nos sometieron en una escuela rígida, con un mal entendimiento de la responsabilidad adulta.
La diversión nunca fue una compañera bien vista para el trabajo.
La Improvisación permite naturalizar el «juego» como una herramienta indispensable para liberar tensiones, desinhibirse, reír, crear, soñar, amar.
Jugar, en definitiva. Esa capacidad innata que afortunadamente no se ha perdido, simplemente hay que desempolvarla.
Improvisación Teatral: Beneficios Personales y Profesionales.
No es objeto de este artículo la explicación de la Improvisación Teatral como disciplina.
Siempre incido en la que la mejor forma de entender, desde una perspectiva de espectador, qué es un espectáculo de Impro, es acudir a presenciarlo.
En los últimos años se han consolidado en nuestro país, fabulosas compañías, como Jamming, ImproMadrid, Calambur Teatro, Impro Impar, etc.
Merece la pena acudir a ver un show de alguno de estos genios para ver en qué consiste la Improvisación. Desde luego, a nadie le deja indiferente.
Desde la óptica de alumno, como persona y profesional que ha recibido clases de Improvisación Teatral, he pretendido ser consciente siempre de los beneficios que me ha reportado trabajar mi faceta más artística.
Cuando la improvisación teatral te lleva a la liberación y el desarrollo.
En lo personal, creo que el sólo hecho de encontrar una vocación tardía, sin más pretensiones que las puramente recreativas, me ha permitido crecer interiormente y estar más capacitado en la autogestión de mis emociones.
Digamos que el haber participado de un espacio de liberación y de desarrollo, ha favorecido una cierta catarsis personal.
No digo con esto que no haya multitud de disciplinas que permitan al ser humano fluir positivamente.
Desde la práctica del deporte, el yoga, o simplemente unas maravillosas risas con los amigos. Cualquier actividad que nos ayude a lograr el equilibrio es la mejor y más útil para quien la practique.
En mi caso, la Improvisación Teatral ha desempeñado un papel muy importante.
Decía que el juego es uno de los factores más relevantes en la práctica de cualquier curso de Improvisación, pero me han enseñado a concebirlo como un vehículo para desarrollar otras capacidades.
La «Impro» significa una ausencia de enjuiciamiento personal.
Además, es saber escuchar y poner el foco fuera de mí, para relativizar nuestra responsabilidad personal, confiando en que el papel de los demás es tanto o más importante como el mío.
El vértigo del precipicio se mitiga cuando tienes un gran colchón representado por compañeros generosos, dispuestos a andar contigo el camino.
Nuestro «Yo» artista.
Si la vida y el trabajo van de la mano, y nos insisten tanto en la necesidad de conciliar, desde luego que hay multitud de parcelas de nuestro «yo artista» que pueden extrapolarse al mundo de la empresa.
Cuando he tenido la oportunidad de compartir con profesionales los beneficios de la Improvisación, mi primera consigna siempre ha sido la misma:
Aplicar la Improvisación al trabajo no es aprender a salir airoso ni ser brillante ante la ausencia de una planificación, de una metodología o del esfuerzo previo.
Al contrario, la Improvisación es una disciplina y como tal, requiere de la asimilación de ciertas técnicas que nos permiten crecer y evolucionar en nuestra faceta artística.
¿Qué aspectos de la Improvisación nos permiten ser mejores profesionales?
El autoconvencimiento de quien vive satisfactoriamente los beneficios de una experiencia, normalmente no es suficiente para «evangelizar» a otros.
Es necesario el rigor y la demostración para generar un prisma objetivo que inquiete al tercero en cuestión.
Y así me propuse aplicar lo aprendido en pro de las habilidades profesionales, tales como la comunicación, el trabajo en equipo o el liderazgo.
En los cursos en los que he participado, incido sobre un denominador común: la importancia de los demás.
¿De qué sirve aprender a gestionar los conflictos en la empresa si no miro más allá de mi ombligo?
¿Por qué a la hora de hablar en público, vemos en el escenario un montón de «despiadados» profesionales que van a sacarnos los ojos?
¿Y si vislumbramos un maravilloso ejército de aliados que sostendrán nuestro discurso, cómplices de mis ingeniosas y creativas ideas?
¿Se puede liderar si no soy capaz de ser asertivo?
Sinceramente, creo y trabajo en la aplicación de la expresión artística en el desarrollo profesional. Al igual que cuerpo y mente, la persona y el trabajador van de la mano.
Ya no me creo eso de que los grandes tiburones de empresa, que han sido capaces de deshumanizar el mundo laboral, interpretan un papel de lunes a viernes, y luego se convierten en fantásticos hombres y mujeres de hogar y familia.
Somos lo que somos, y sin perjuicio de que tomar decisiones implica en muchas ocasiones, dejar las emociones a un lado, eso no significa que podamos ser tan distintos en una y otra faceta.
El arte de improvisar
La Improvisación, a través de sus juegos y herramientas de cooperación, nos convierte en:
- Seres humanos más perceptibles;
- con una capacidad para ir a favor del entorno;
- con una mejor predisposición para aceptar lo que somos y lo que tenemos;
- sin resignarnos a crecer o evolucionar.
Nos enseña que sin los demás no hay juego posible, y que los conflictos forman parte de la vida, el problema es que nadie nos ha enseñado a gestionarlos a través del win to win.
Hay un crecimiento profesional ligado a un crecimiento colectivo, y no ver esto, es condenarse a la endogamia profesional. «Los demás son muy malos y me tratan de perjudicar en todo momento».
Herramientas personales como Creatividad e imaginación aplicadas a situaciones laborales de nuestro día a día.
La creatividad, la imaginación y el ingenio para favorecer las situaciones más adecuadas, se pueden trabajar.
Por supuesto que hay una capacidad innata en personas más creativas que otras, pero todos tenemos la posibilidad de desarrollar estas herramientas.
En la medida que vamos interiorizando y repitiendo escenas, a priori, improvisadas, lo que vamos consiguiendo, es gestionar adecuadamente patrones positivos de conducta, que nos hacen mejores profesionales.
¡Esa es la simpleza y también la grandeza de la Improvisación!
No hay fórmulas mágicas de ingenio y capacidad para salir de situaciones incómodas.
Tratamos simplemente de creernos lo que somos y lo que podemos ofrecer, confiando en nosotros y en lo que nos rodea, aprendiendo a relativizar nuestra importancia cara al público, y sobre todo, aceptando lo que está por venir.
Trabajamos desde la emocional para obtener resultados es lo profesional.
Improvisar no es relativizar el error, es aprender a prevenirlo, o en su defecto, gestionarlo con la confianza necesaria en uno mismo.