BUENAS PRACTICAS PARA EMPRENDER CON ÉXITO. Parte 2.
Desde mi experiencia, y con el ánimo de contribuir a allanar en alguna medida el abrupto camino del emprendimiento, me atreveré a dar algunos consejos que espero puedan resultarles útiles a todo el que tiene una idea y se dispone a llevarla a la práctica.
Calcula bien cuanto estás dispuesto a arriesgar.
Te lo diré de un modo coloquial: “no te lances con todo” sin medir las consecuencias. Debes saber cuánto puedes o estás dispuesto a perder tanto como que harás con todo lo que ganes.
¿Pesimismo? No, prudencia. Aun cuando con frecuencia escuchamos: este negocio es mi vida, tu vida y tu felicidad vale más que cualquier negocio.
Está muy bien que no pongas límite a tus sueños, al esfuerzo, a la perseverancia, pero mide bien hasta dónde puedes poner en juego todo lo que tienes o lo que te han prestado.
Emprender es una tarea difícil, es posible constituir una empresa nueva y llegar a ser competitivo y sostenible, pero existen muchos riesgos y una probabilidad significativa de fracaso.
Enfócate.
Una vez que hayas determinado las características de tu negocio y la estrategia a seguir debes centrarte en alcanzar la ventaja competitiva que hará que tu empresa sea viable en el tiempo.
No debes cambiar de objetivo ante la primera dificultad o dejarte fascinar por servicios y productos supuestamente ganadores que no estén relacionados con tu negocio.
Se flexible, adaptándote a los cambios y necesidades del entorno, pero sin perder de vista los fundamentos de tu empresa. Es necesario que los clientes identifiquen tu marca y la asocien a determinados productos y servicios.
Sé paciente.
Todo proceso que genera valor necesita un tiempo de desarrollo. Cuando se emprende un negocio es necesario pasar por diferentes fases, debes estar dispuesto a esperar y preparado para resistir.
Las prisas pueden llevarte a abortar o saltarte etapas imprescindibles para que tu empresa se posiciones y gane clientes. El nacimiento de un negocio está asociado a una serie de pasos y pruebas que te permitirán escalar los procesos y mejorar los resultados hasta ser competitivo.
Es cierto que hay sectores donde se puede crecer más rápidamente que en otros, pero en cualquier caso te llevará tiempo lograr que la empresa sea rentable.
Prioriza.
Intenta conocer aquello que pide el cliente, lo que más impacto tendrá y priorízalo. Siempre habrá cosas que puedes hacer, pero todo cuesta, en ello incluyo tu tiempo, y no siempre se cuenta con los recursos suficientes.
Invierte en los sistemas, procesos y procedimientos que mayor impacto tiene en la satisfacción de tu cliente. No invierta en lo que a ti te gusta o prefieras. Claro está, para ello debes conocer a tu cliente tanto como a tu negocio.
Decide lo que debas decidir hoy, pero piensa en mañana.
No tomes decisiones como si el mañana no existiera. En muchas ocasiones nos dejamos llevar por las circunstancias del momento y no apreciamos los sucesos en toda su magnitud y complejidad.
Cuando estés solucionando un problema que te afecta en ese instante, reflexiona en las consecuencias que puede generar mañana la solución que empleas hoy.
También debes medir el impacto de las medidas que tomas, surgirán dificultades que necesitan una respuesta inmediata, no dilates la decisión, pero analiza si la salida que propones es duradera o si solo estás “poniendo un parche”.
Se creativo a la vez que planificado.
La creatividad no está reñida con la planificación, hay que saber hacia dónde se va para determinar los aspectos que se deben mejorar. Pon la creatividad en función de aquellos objetivos que quieras alcanzar.
Ser creativo no significa necesariamente tener una idea cada diez minutos, sino aplicar ideas originales en la solución de problemas y en la generación de un valor.
La planificación te permite crear espacios para fomentar la creatividad y seleccionar los procedimientos, procesos, servicios o productos en los que quieres ser creativo.
Aprende de la experiencia de otros.
No solo aprendemos de las experiencias que vivimos en primera persona, se puede aprender de los fracasos y los éxitos de otros, es una buena forma de multiplicar las vivencias y ahorrar tiempo.
Si analizas a la competencia y a otros emprendedores y negocios con aspectos similares podrás reproducir y mejorar aquellas prácticas que han resultado exitosas y evitar las que no han funcionado.
Cada emprendedor y todo negocio son diferentes, no existen fórmulas que garanticen los mismos resultados en casos disimiles, pero si hay principios, procedimientos, y acciones que pueden funcionar de manera análoga y aportar efectos similares, sobre todo en entornos equivalentes.
Te aseguro que siempre hay algo que aprender que te puede ser útil y que todas las personas pueden enseñarte algo nuevo.
Forma a tu equipo.
Si quieres contar con un equipo de personas competentes que estén en condiciones de aportar calidad a tu negocio, proporcionales formaciones. Las competencias constituyen la base del rendimiento y una vía para motivar y comprometer a los miembros de tu equipo.
Sin la formación necesaria para realizar las funciones asignadas a cada puesto de trabajo no hay buena productividad. Para gestionar bien tus recursos selecciona las competencias que debes priorizar en cada puesto y las funciones que en cada momento son más importantes según los objetivos y la estrategia de tu negocio.
Te aseguro que la formación bien planificada es una inversión no un gasto. Tengo una frase que suelo utilizar cuando converso con un directivo o un emprendedor que niega la importancia de la formación en la empresa y la describe como un gasto elevado.
La utilizo con cierta ironía e intención de provocar una reflexión al respecto: si usted cree que la formación es cara, pruebe con la ignorancia.
Extraído del libro Estrategias y Modelos de Negocio. Casos prácticos y una guía para emprendedores. Escrito por Enrique Piñero.